lunes, julio 12, 2010

Volví...

15.Marzo.2010

Es difícil escribir tantas veces. Es tan complicado darse vuelta y perderte en una maldita nebulosa que no quiere dejarte tranquilo. Es tan doloroso darte cuenta que aún tu vida está desaparecida desde que ella no está. ¿Es esto a lo que todos llaman una crisis?. No lo sé. Y sinceramente, no me importa.

Volví a caminar por donde tú y yo caminábamos. Volví a recordar lo que juntos de la mano decidimos estampar en el tiempo. Volví a encerrarme mentalmente en aquellos momentos en que tu cuerpo caliente no quería despegarse de mí. Volví a hipnotizar mis manos con el recuerdo de tu carne bajo mi poder. Yo era tu dueño. Yo lo era. Nadie más, sólo yo. Y solo tú me poseías completamente. Y no puedo dejar de pensar en eso. La vida sigue avanzando sin mí, y no dejo de pensar en eso. El mundo sigue dando vueltas sin mi permiso, y yo, terco, no puedo alejarte de mi cerebro.

Hoy volví a inmiscuirme en aquello que me prohibí a mí mismo; tú. Y volví a llorar.

A veces a esta alma no le interesan las decisiones. Ni siquiera piensa que es mejor así. Sólo se limita a desgarrarse por lo que perdió. Por aquella soledad que lo está matando sin perder el tiempo. Y así fue como me senté aquí y comencé a gritar palabras. Las grito como si fuesen racionales, como si merecieran existir. Como si la traición mereciera que las escriba una y otra y otra vez. Pero aquí estoy. Y juro por el cielo que fue difícil quedarme aquí. Fue difícil pelear conmigo mismo, apretando los ojos, convenciéndome que la debilidad no podía vencerme. Y (oh, Dios mío) que dolorosamente cruel fue empuñar mis manos sobre mis brazos y no desfallecer. Mis piernas habían perdido la fuerza, mi mente sólo tenía tu cara, y algo en mi cabeza sólo decía “ya está. Perdiste. No lo aguantas más. No puedes. Ve donde ella. Sólo ve. Sólo mírala por un segundo. ¡Qué importa lo que hagas después! Sólo mírala. Eso necesitas. Acéptalo. Perdiste frente a ti mismo. Sabes que tu vida se fue. No eres nada, nada sin ella. Sólo quieres mirarla. Tocarla. Abrazarla. Decirle algo, saber que te escucha, que sus ojos te miran. ¡Acéptalo maldito perdedor! Ve. Sólo sigue avanzando. Ve. Ve”. Aun así, simplemente pude caminar hasta aquí. Si supieras lo difícil que fue, te matarías al imaginarlo.

Y aquí estoy. Con este endemoniado nudo en la garganta, y mi cuerpo aún temblando por mi batalla interna. Y esa frase está aquí metida. Aquella que siempre alegamos que estaba en boca de todos como un “hola”. Aquella frase que me costó decir. Aquella frase que te costó decir. Aquella frase que sólo la he dicho al estar seguro. Aquella frase que nadie la ha sabido decir más eterna y verdadera que nosotros dos. Aquella frase de dos palabras. Aquella frase que ya no soporto decir. Aquella frase que no quiero volver a escribir. Pero es aquella frase por la que, sin embargo, mi corazón no deja de sangrar y latir...

by Arkänus

3 comentarios:

flawers dijo...

me mato....

Arkänus dijo...

te matas o te mató?? xD

Tuti dijo...

very touching....It seems it's not the end of the writing though...is there more? I hope so...cause it's really good.