miércoles, julio 27, 2011

Medianoche...


Pasó la medianoche
y una lágrima acaricia mi cara.
Una melodía pueril
camina en mi oscuro rincón.
Mi mente se adormece
en la tibia soledad de la duda.
Palabras diseñadas
que permanecerán mudas.
Ojos pálidos de sentido
buscando respuestas en el aire.
Una emoción huérfana
reclama mi paz volátil, efímera.
Callado el llanto
canta mil versos sin sonido.
La pregunta eterna
dormirá a mi lado nuevamente.
Lacerante el temor
sigue besando mi sombra.
Alma incrustada
en el cementerio de flores tristes.
Pasó la medianoche
y otra lágrima acaricia mi cara.

jueves, julio 14, 2011

Crítica social

Una hoja seca, que pende débilmente de la rama mustia de un árbol cegado y exprimido hasta la raíz, eso somos. Hojas marchitas, que finalmente hemos caído de un árbol podrido y carcomido por termitas. Mustios, decadentes por culpa de una sociedad hipócrita y corrompida, manipulada indebidamente a nuestro antojo. Vidas frívolas preocupadas del qué dirán, de apariencias y opiniones ajenas. Porque no sólo somos nosotros, es una comunidad, un mundo, el género humano en su totalidad… somos hojas de un árbol, integrantes de una sociedad podrida desde la raíz, infectada por nuestras ambiciones y egoísmo.
Un mundo donde la misantropía es protagonista, en la cual sobrepasa las fronteras que conllevan al egoísmo y a la superficialidad. ¿Y qué? ¡no puedo marginarme y creerme inocente! Si bien este modo de vivir simplemente me da asco, debo decir que frente a esto soy como un silencio profundo y ruin, un ente indiferente ante el eco que resuena a mi alrededor. Soy víctima de aquel individualismo egoísta que me causa repulsión y no he hecho nada al respecto, como tantas personas que ni siquiera les molesta vivir así.
¿Frustrada de vivir de esta manera? tal vez sí, pero también resignada como muchas personas a vivir en la completa ignorancia en cuanto al resto, si al fin y al cabo, somos egoístas y no hay nada de malo en ello. Es un sueño utópico ser parte de una sociedad ingenua y sincera, libre de hipocresía y trivialidades. Sin embargo, creemos: nacemos creyendo, maduramos y continuamos creyendo ilusamente hasta finalmente resignarnos a vivir inmiscuidos en esta repugnante forma de vida.
En nuestra familia nos entregan valores. Sin embargo, al afrontar la vida poco a poco los olvidamos, cansados de luchar en contra de la asquerosidad de esta mierda, lentamente cedemos y caemos en ella. Es aquí donde perdemos el control de nuestras vidas, nos contaminamos frente a la seductora tentación de obtener éxito y sin importar los costos, nos tornamos competitivos y superficiales. Es parte de la vida y es difícil no caer en este abismo; una persona intachable es simplemente admirable y escasa de encontrar hoy en día.
La sociedad se encarga de echar a perder vidas, nosotros nos encargamos de hacer una vida injusta del resto; humillando e ignorando a los débiles, ¿Por qué? porque tenemos la ufana convicción de que quienes nacieron para ser débiles siempre lo serán. La sociedad crea una gran cantidad de delincuentes, gobiernos y personas corruptas (tal vez la mayoría).
Tampoco confiemos en las ridículas falacias que menciona el cristianismo, acerca de que todos somos iguales y merecemos lo mismo, ayudar desinteresadamente al prójimo y todo aquello. Tal vez merezcamos los mismos derechos, es cierto, somos seres humanos. Los cristianos son igual de egoístas que las personas corrientes que no lo son, o quizás peores. Los cristianos no ayudan desinteresadamente, sino que siempre lo han hecho con egoísmo, manteniendo la firme esperanza de que ellos por ayudar a otro serán los mayores beneficiados, ya que por este acto “irán al paraíso” y obtendrán la gracia de su Dios. También, al igual que nosotros, están contaminados por el egoísmo, superficialidad, superioridad, entre otros. Un ejemplo de ello son los propios sacerdotes. El hecho de ser “autoridades eclesiásticas” les da el derecho de pasar por encima de la gente, de abusar de niños que creen en ellos y de la confianza de los miembros de su iglesia. Este ejemplo es mucho más repugnante que todo lo que he mencionado anteriormente, no solo por el hecho de que estos sacerdotes sean cristianos, por el hecho de que ellos son “personas dedicadas a Dios” y con el compromiso de “guiar a las personas hacia Él”. Son personas deplorables, que al igual que delincuentes, violadores y asesinos, no merecen el respeto de nadie.
Trato de mantenerme al margen de esto que irónicamente se hace llamar sociedad. Siempre he sido egoísta y nunca me he preocupado de lo que piense el resto lo cual en cierta medida es bueno. Trato de ser lo más sincera posible pero es doloroso. Por ser demasiado sincera he alejado a tantas personas que no apreciaron la sinceridad, tal vez prefirieron una simple mentira antes de una cruel verdad mencionada en un momento de furia. En mis años de existencia ha ido y venido mucha gente, y en estos años que me quedan, vendrá y se irá más. Recuerdo que hace tan sólo unos meses una persona que fue amiga por muchos años se alejó de mí, mas bien dicho yo la alejé. Luego de ignorar sus actitudes finalmente en un momento de arrebato dije todo lo que anteriormente me habría dolido y me abstuve a decir, hasta que finalmente dolida, simplemente lo dije. Como reacción esta persona me trató de hipócrita. No me dolió. El hecho de callar algo y no querer decirlo, ¿me hace hipócrita? tal vez cobarde, pero hipócrita lo dudo.
Debe ser hermoso tener esperanzas, mantener la convicción de que algún día este mundo mejorará y será más justo para todos y que viviremos “felices para siempre”. Nada de malo hay en creer de manera ingenua en esto, sin embargo, es un imposible. Nuestra sociedad es un asco, somos un asco. Tan sólo queda mantener el equilibrio de esta, para no decaer más de lo que ha decaído. No podemos aminorar la frivolidad, hipocresía y carencia de escrúpulos, pero sí podemos hacer algo para evitar que quienes se integran a ella sean como nosotros. Tal vez exista esperanza, pero tan sólo es esperanza.

jueves, mayo 26, 2011

Dueños de nadie...



Sumidos bajo las sábanas blancas, al amparo de la luz de la moribunda tarde…
entregados a la efímera pasión que nos brinda el momento.
Solos, abrazados en el ahogo del calor de la noche naciente,
derribados como cuerpos inertes…
en la habitación que en este instante es nuestro mundo, nuestro universo.
Bajo estas cuatro paredes nada más existe, nada es ajeno a nosotros…
dueños el uno del otro, y a la vez dueño de nadie.

Tu piel se funde en mi cuerpo y tus manos abrigan mi soledad…
yacemos en el abandono de esta habitación,
ajenos del resto, perdidos en esta locura, en el deseo.
Mientras el mundo continúa su curso
nos situamos aquí, olvidados de todo.

Somos perfectos desconocidos,
que sin saber el porqué estamos aquí …
inconscientes de la vida…
miserables infelices, tratando de buscar este sentimiento inexistente,
insistiendo en opacar la soledad
y manipularla a nuestro antojo.

Un pacto de confianza, un acto de complicidad
no es necesario deliberar… estamos aquí, porque queremos estarlo.
Ya es de noche… la ciudad permanece en silencio…
te abandono mientras duermes,
un adiós tierno y silencioso , me esfumo de este lugar.
Adiós cariño, pronto volveré... para tenerte en mis brazos.

By Vissnasjäl

martes, mayo 24, 2011

Sangre de mi sangre...

Te miro y me veo a mí
cuando los años aún eran sonrientes.
Te miro y no sé por qué
ya no deseo que el tiempo vuelva atrás.
El aire ya no canta
cada vez que nuestras horas se enlazan.
Las nubes ya no vuelan
cada vez que nuestros pasos se abrazan.

Un eclipse
asesino
fúnebre
rasga la luz
escalando sobre mí.
Un beso
lejano
ficticio
desaparece gris
con lo que alguna vez fuimos.

Una melodía
entristecida
pálida
acaricia el odio
que en silencio vive.
Una promesa
nonata
mortecina
vomitó miedos,
traiciones, desdén, ira.

Lo que queda de los juegos infantiles
sólo es un recuerdo de sangres hermanas.
Estás sentado, en silencio a mi lado,
y un día más muere tras la ventana.

by Arkänus

lunes, mayo 16, 2011

As I Fall

Two steps from the edge,
I don't hear the voices of consciousness.
Only one long deep breath,
and your pale face is now a thin whisper.

Time holds on the air,
waiting for the last drop of my decision.
Once they were childish tears,
today they're the echoes of this, my story.

Questions end here now,
but I couldn't ask you why did you leave.
My dreams were stolen,
when you refused to live them running away.

Buildings are fading,
the dark street approaching my sad head.
Hours will be gone soon,
the wind wraps my bones in a last tremble.

Can't look back. Can´t say no.
The abysmal tomb swallows my flesh.

And I sing your name
as my eyes close for good.
No more pain at night,
no more tears for the moon.
If people ask for a reason,
don't confess it was you.

Let my heart stop,
let my lips die.
If there is no you,
then there is no life.

by Arkänus

Frágil

Tu garganta en mis manos,
eres tan frágil ahora.
Tus ojos entumecidos
rogando piedad lloran.
Alma regalada a mí,
soy poseedor de todo.
Un día me diste tu piel,
hoy la tengo a mi modo.

Tu boca perdió el sabor
dulce de tu aliento vivo.
Expele ahora tu sangre,
cada beso sabe a vino.
Una voz desgarrada
surge de tu cuello gris,
presiono aun más fuerte,
tu cuerpo es sólo de mí.

Tus labios azules, fríos, envejecidos
han dejado, vacíos, de besar los míos.
Un viscoso río de ligeros rojos hilos
camina tras tu cabeza, un nido perdido.
Has dejado tus gemidos, tu carne y mente.
Sólo con hastío oigo tu manos inertes.
Te amo, te odio, muere, no quiero verte.
Me diste tu vida, yo te regalo la muerte.

Grita, grita, grita, estás muerta.
Grita, grita, ya no hay más respuestas.

by Arkänus

jueves, mayo 05, 2011

Camino...



Un camino desvanecido y melodioso
bajo la tutela del helado ahogo
de una luna demacrada y silenciosa.
Una luz tenue, casi imperceptible
reclama la dirección que debo seguir
sin preguntar ni decir nada.

Tras las orillas tu cara aparece de repente,
como si la muerte jugara con un fantasma.

No oigo paso alguno detrás de mí
en la muda estela de mis llantos
confesos tantas veces con lástima.
La noche llueve en la calle desnuda
de gente, de personas, de niños
que sonríen ajenos a la vida.

Cada brisa es la reencarnación de tu voz fría,
como si tú hubieses nacido de la tristeza.

El tiempo se perdió en tu recuerdo,
a la vez en el tiempo yo me pierdo.
De la noche por ahora soy un infiel amante,
en la fría espera de llegar a cualquier parte.

By Arkänus

miércoles, mayo 04, 2011

SINFONÍA MALEVOLENTE



Sumida en la inmensidad de fantasía infinita,
amparando la soledad bajo su regazo.
Misteriosa flor, que vive en un campo de espinas.
Melodía silenciosa, que permaneces suspendida en mi mente,
cuyos cánticos etéreos danzan en mi pensamiento
convirtiendo su presencia en perverso fervor que desgarra el alma muerta,
revive los azotes de furia que este cadáver putrefacto
siente por aquel que fue amado.

Un concierto patético, cuya
sinfonía relata el agravio hecho…
las notas suaves y armónicas relatan
recuerdos rezagados bajo el frío calor de esos labios,
que aún tocan mi cordura hasta hacerme caer.
Conciencia desechada, mente confusa…
invocan la nostalgia,
olvidada bajo lágrimas derramadas ya evaporadas.

Santa y siniestra pasión efímera
que ha descuartizado todo sentimiento de afecto.
Eres insoluble sinfonía en el recuerdo casi olvidado,
existe nostalgia, perdura mi odio…

Las notas se alzan y se vuelven estridentes,
la melodía celestial se ha esfumado.
El concierto es pesadilla eterna…
el lóbrego autor de esta locura permanece
sentado frente a mí,
él es el ejecutor de la obra,
el demonio hecho hombre.
La melodía danza, se eleva y chilla lastimosamente
hasta que los espectadores ensordecen.

Les presento la sinfonía de la malevolencia,
cuyos cánticos etéreos deambulan en mi mente,
quien es la culpable de mi locura,
la causante de mi suicidio.

domingo, abril 24, 2011

CULPAS INCONFESAS


CAPÍTULO I

Transcurrían los minutos y yo seguía observando aquella hoja, sin saber qué demonios escribir: si trazar algún dibujo o rasguear un poema, tal vez simplemente nada. He pasado días enteros contemplando una página en blanco, admirando su pureza y olvidando lo que pretendí plasmar suavemente con mi lápiz. Una página en blanco. Ya no es una hoja blanca, pulcra e inmaculada. Poco a poco corrompo su inocencia con el suave goteo de tinta que derrama mi lapicera. Se salpica de tinta negra, igual que mi espíritu corrompido por las consecuencias de mis actos.
No me creo una blanca paloma, tampoco un ente ruin. Sin embargo, debo decir que he hecho cosas estúpidas, carentes de sentido que han llenado mi cabeza de confusiones y en más de alguna ocasión me han conducido a la rabia y el rencor. Por culpa del miserable orgullo he alejado a personas importantes, e incluso, de mí misma. Dentro de mi hermetismo aún existe aquella persona que necesita de la luz para vivir, que necesita del llanto y la risa para seguir adelante… que requiere de la confianza del resto para desenvolverse sin miedo. Necesito despertar y ahogar la angustia en agua con sal o veneno si fuera necesario, necesito caer bajo un cálido abrazo de un cuerpo ajeno y no saber de nada ni de nadie, no quiero saber de realidad ni del mundo. Quiero escapar de lo que me rodea, pero a la vez quiero despertar de este sopor que me aturde.
¡Llámenme desquiciada, presa de mi cordura esquizofrémica, como quieran! no me afecta, debo reconocer que sí, estoy loca, o tal vez sea más cuerda que aquellas personas que creen tener un sano juicio. Puedo estar simplemente trastornada o quizás no, ¡quién sabe y a quien le importa! Como dicen por ahí, para hacer cambios hay que estar loco, para crear hay que estar chiflado, para pensar también. De lo contrario, seríamos unos malditos zombies que vagaríamos por la vida sin saber qué demonios hacer, ni cómo actuar, ahí ni siquiera contarían las estupideces que cometemos, especialmente las idioteces que yo he cometido.
Debo decir que esta página es como una vista a mi deplorable alma, la que inevitablemente, como esta hoja, se ha ido manchando. Ahora no es más que un trozo de papel arrugado y desecho por el autor que garabateó vagamente sus palabras en el libreto de la vida, cuya marioneta yace aquí escribiendo esta nota. Justamente, así me siento. No diré que me siento así porque quizás he sido una víctima de mi destino nefasto, pues no lo soy. Confesaré que yo lo he querido: inconscientemente me hago daño a mí misma, y no me doy cuenta hasta despertar de golpe y verme a punto de caer al fondo del abismo.

Vissnasjäl.-





CAPÍTULO II

Transcurrieron los días, luego de abandonar este escrito he decidido continuar escribiendo en este trozo de papel, que por cierto, no dudé en tirarlo a la basura. Quizás no continuaré con el mismo ímpetu que comencé, haré lo posible por seguir el rumbo. Es jueves 20 de abril del año 2011. Es pasada media noche (12.12 am. para ser más específica). Como es costumbre, aún permanezco despierta. Es una noche lluviosa, el rosal del jardín rasguea mi ventana a causa del temporal que se levanta y debo decir que me agrada. Estoy escuchando una banda de folk experimental chilena, Bauda. Aunque suene bastante extraño, el folk metal ayuda a concentrarme y a escupir todos los miserables sentimientos de culpa, rencor, frustración y miedo que siento; dejándome la sensación de tranquilidad, nostalgia y vacío que me hace sentir mejor. Siento que mi alma danza, al oír aquella armoniosa melodía que acaricia mis oídos. No quiero que acabe este momento de tranquilidad, pero nada es eterno.
Culpas inconfesas. Es el nombre que he puesto a esta especie de… lo que sea. Sí, me siento culpable… de tantas cosas, en primer lugar, soy la persona más contradictoria que tal vez hasta ahora ha pisado este suelo; cambio de opinión cada cinco minutos y nadie entiende mi retorcido genio, ni mucho menos mi sentido del humor. Algunas veces siento que no encajo en esta sociedad y reconozco que ésta no hará nada para que yo me sienta cómoda en ella, lo cual es justo. Segundo, soy aquella mujer profunda, misteriosa y sentimental que mantiene sus verdaderas emociones muy ocultas, bondadosas en exceso y crueles a la vez. Como anteriormente dije, soy la persona más contradictoria que tal vez jamás ha existido en este pedazo de mundo, muy distinta en cuanto a mis características, pero a la vez, no diferente. Es más, ni siquiera en estos años de existencia he logrado entenderme, y dudo que alguien me entienda. No busco nada ni a nadie. No busco un amor; no busco esperanzas; sólo persigo la felicidad, si es que de alguna forma existe, y sólo persigo el propósito de no perder mi identidad. No deseo comprensión, no quiero lástima, no pido nada más que eso.
Tal vez esto no es lo mejor que he escrito, pero tengo la certeza de que expulsar mis pensamientos me quitará un peso de encima, y espero que si una distraída e indiferente alma leyera esto, ojalá coincida con mi extraño punto de vista. No pretendo redactar esto a modo de biografía, porque simplemente no me interesa. Sólo quiero escribir y eliminar tanta opresión que me tiene el pecho a punto de estallar. Quisiera componer un poema, pero dentro de mi cabeza existe un descomunal amasijo de ideas y pensamientos que no tienen conexión entre sí. Es por eso que trato de escribir en esta forma, ya que es una manera más libre para escribir y me resulta más fácil mantener un cierto equilibrio para combinar cada pensamiento.
Me he visto obligada a enmascarar mis verdaderos sentimientos, debo fingir paciencia y lamentablemente, no la tengo. No existe solución en cuanto a esto y siento que poco a poco estoy olvidando quién realmente soy. Muchas veces no recuerdo cómo era hace seis o siete años, he olvidado aquellos días en que todo era mucho más sencillo y creías que todo estaba al alcance de tus manos, cuando mirábamos hacia el futuro con ilusión y grandes expectativas. Me decepciona saber que no he logrado lo que quise, me desilusiona darme cuenta que he abandonado la lucha, el darme cuenta que ya no soy fuerte como antes, soy una mísera criatura débil y eso me defrauda. Me cuesta admitirlo, pero tengo miedo. Me siento como una niña asustada, que juega a ser mujer. Me aterroriza cometer un error o ilusionarme frente a cosas que no son reales.
Como una hoja de papel utilizada como borrador para un escrito o un ensayo, así me siento. Imagino que en cualquier momento, seré desechada por el maldito escritor que aún rasguea las palabras que finalmente serán las líneas para el guión de mi vida, el aborrecido sujeto de quien he estado a su merced durante toda mi existencia, siento que dependo de él. Nuestra conciencia es el sustento, nuestro “dios”. Ella es el escritor que relata nuestras deliberaciones, el “destino” es la consecuencia de las decisiones que consideramos al momento de decidir algo, y lo podemos cambiar. Tengo el defecto de derribar los cimientos de mis creencias, y adoptar nuevas ideas para complementar una nueva teoría, esto es tan confuso que finalmente no sé en qué creer, por ejemplo: no soy socialista, tampoco conservadora. No me interesa la política, no me interesa la religión. Sin embargo, si debiera considerarme dentro de una categoría de acuerdo a mis “creencias”, creo que soy agnóstica, pero tengo cosas más importantes en qué preocuparme que política o religión. Ninguna de las dos cosas me ayudará a sobrevivir, no son necesarias en mi vida.
Volviendo a la realidad, es viernes. Es una noche del día 21 de abril, donde el tiempo ha marchado rápidamente. Son las 1:30 de la madrugada. La lluvia ha terminado, sólo oigo el ensordecedor ruido del silencio. El disco de Manowar que escuchaba acabó, como todos los momentos y etapas importantes de mi vida que han concluido. De aquella pulcra hoja que hace un par de días pendía vulnerablemente de los espirales de mi viejo cuaderno, sólo queda un papel arrugado, opacado por un arsenal de letras y frases tachadas u omitidas, palabras escritas en borrador, que no se resignan a contar su historia una vez registradas en mi computador, con el fin de ser subidas al blog abandonado. Estoy sentada en mi cama, abrigando las desahuciadas esperanzas en la luz de la lámpara que ilumina mi habitación en esta tibia y tranquila noche de abril, invocando el anhelo de que algún día todo acabará. Ya no habrá más espera, más confusiones ni culpas, y ese será el día en que sienta que por fin desperté, y podré decir que por fin soy mujer.

Vissnasjäl.-

martes, marzo 22, 2011

Relato I

Desolado,Es una fria tarde de junio, el sol esta entrando por mi ventana y provoca
un brillo cansino en todas las cosas, en mi corazon,
ya no hay brillo alguno.

La alegria de mi vida se estrello con la muralla de la depresion y en cada ladrillo
esta escrito su nombre maldito, aquel que me perseguira por siempre.AMANDA.
¡Maldición!, cada letra de su nombre aprieta mas el nudo que rodea mi garganta.
Quizas ya se olvido de mi, quiza aun esta con ese tal Vicente,su pareja desde hace 1 año, con el que se caso en abril...
Tuvieron el descaro de invitarme, a mi, que llevabamos ya 2 años juntos, los mejores años de mi vida junto a ella
y durante los que tenia a otra persona a la que amaba.

Estoy divagando, Amanda aun distrae mis pensamientos,como una toxina invade cada centimetro de mi ser.
En este momento creo que su hijo estaria soplando sus velas de cumpleaños, 6 años cumpliria de no tenerlo ahogado en sangre
bajo mis pies.Espero que al verlo se sienta igual como yo me siento ahora, el mismo vacio en su pecho como una brisa helada en su corazón.

6:30, ya es hora, la viga es resistente, ahora salto hacia abajo y mi cuello se rompe deliciosamente con un crujido,aun
puedo vivir un par de segundos para ver como el piso alfombrado se llena de mi sangre y
la puerta se repleta de figuras oscuras, junto a ellas, Amanda me mira, me mira a los ojos, eso fue suficiente para quitarme
la vida que me quedaba.


Comentarios por favor