Te miro y me veo a mí
cuando los años aún eran sonrientes.
Te miro y no sé por qué
ya no deseo que el tiempo vuelva atrás.
El aire ya no canta
cada vez que nuestras horas se enlazan.
Las nubes ya no vuelan
cada vez que nuestros pasos se abrazan.
Un eclipse
asesino
fúnebre
rasga la luz
escalando sobre mí.
Un beso
lejano
ficticio
desaparece gris
con lo que alguna vez fuimos.
Una melodía
entristecida
pálida
acaricia el odio
que en silencio vive.
Una promesa
nonata
mortecina
vomitó miedos,
traiciones, desdén, ira.
Lo que queda de los juegos infantiles
sólo es un recuerdo de sangres hermanas.
Estás sentado, en silencio a mi lado,
y un día más muere tras la ventana.
by Arkänus
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