martes, marzo 15, 2011

Manifiesto...


Besando la belleza de la oscuridad que se levanta bajo mis brazos,

la noche ha roto el ruido, y ha cubierto la luz con sus negras sombras;

ha asesinado el silencio del viento, con sus alas de muerte y dolor.

La lluvia cae lentamente en el suelo, mientras me oculto bajo los árboles desnudos que yacen bajo el cielo cubierto de oscuridad.

Soy un alma dispuesta a dar todo ante aquella inmensidad, sin importar el costo por mantener aquel momento de calma, en que todo permanece callado y en silencio...

soy un trozo de cuerpo inerte, que se niega a morir como lo hará esta noche de soledad absoluta...un cadáver necroso y putrefacto que esconde sus miedos frente al vacío de esta amarga noche, frente al silencio y la falsa paz que me brinda este lugar... polvo reducido a cenizas, rosa marchita, amasijo pútrido de carne y huesos que juega a encontrar la felicidad bajo este rincón decadente y mustio de ramas y hojas secas.


Percepción confusa, sentimientos encontrados... emociones enterradas y olvidadas en aquel rincón de hojas marchitas; corazón deshecho, momentos olvidados...tormentos a flor de piel y culpas inconfesas. Todo nace y muere en un abrir y cerrar de ojos, todos mis delirios son un tormento en este infierno terrenal; desde mi llanto, hasta mi hipócrita risa. Todo, absolutamente todo.


Espectro mutilado; sin vida, sin creencias... sin religión profana, ni partido político, sin fe aparente. Diminuta vida que se arrastra vagamente por los rincones del mundo, solitaria y callada...tratando de olvidar inconscientemente lo que fue la expresión y la libertad.


Sigo negándome a la extinción que me acecha... niego a evaporarme, pero no a recuperar lo perdido, lo que tal vez nunca tuve.

Mientras las horas pasen, los días transcurran, los años se hagan eternos...el tiempo dará la salida, el tiempo brindará las respuestas, no Dios... sino la propia sabiduría que nos llega luego de tantos fracasos y puertas golpeadas en vano, luego de corazones marchitos, luego de tener las extremidades amoratadas de tantas caídas.



Vissna.

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