martes, agosto 17, 2010

Gris...

Lluvia y lágrimas bajo el cielo desinteresado.
Frío y preocupaciones tras los pasos ahogados.
Caras cansadas, pálidas, plásticas en el aire.
Minutos gastados, fúnebres, comunes sobre nosotros.

Todo era gris. Nada era nuestro, excepto ese momento.
Escapamos de esta ciudad sin salir en realidad.
Pintamos el cielo a nuestro antojo, tiñendo nubes.
Quebramos la niebla, apagamos la lluvia con sonrisas.

Siento que podría escribir toda la noche
describiendo emociones, destellos de mi mente.
Siento que podría detenerse el mundo ahora,
que ya soy feliz aunque llegue mi muerte.

Creo que nada de lo que aquí te diga, te suspire
alcanzaría a dibujar las horas dulces junto a ti.
Creo que no existen frases hermosas ni perfectas
para decirte que siento de nuevo ganas de vivir.

A veces pienso que las explosiones dentro de mi cerebro son imposibles de tatuar en palabras. A veces pienso que las imágenes en mi cabeza no podrán ser recuerdos simples ni encadenados a un momento de olvido. A veces pienso que nada de lo que escriba serviría para explicar la intensidad de aquellos momentos que me dejaron sin aire.

Si por mí fuera lo borraría todo, porque palabras tan feas y sencillas no merecen referirse a aquel momento que me hizo soñar despierto como no podía hacerlo desde hace mucho. Pero necesito decir algo, necesito explicar que lo que para ti fue sólo una línea más en una de las páginas de tu vida, para mí fue la portada de una nueva historia que deseo escribir...

1 comentario:

CARLOS MOYA dijo...

ME QUEDO SIN PALABRAS. QUE INEVITABLEMENTE ASERTIVO ES TU ESCRITO. ES COMO SI ME PASARA A MI TAMBIÉN, ES COMO UNA COINCIDENCIA DE ESAS QUE TE PONEN LA PIEL DE GALLINA...
ES UN MISMO SENTIMIENTO.
GRACIAS POR RECIBIR ESTE COMENTARIO.